El fracaso de la Seguridad Democrática

En torno al concepto de la seguridad democrática ha corrido tanta tinta como sangre. Prácticamente todos los colombianos han escuchado o debatido sobre dicho concepto. Para los autodenominados “uribistas” se trata de un catecismo. Para Andrés Felipe Arias, el ladrón del agro, es “una sagrada doctrina”. Para las uribestias de a pie, la infalibilidad de este concepto no es discutible, so pena de ser un enemigo de la “civilización” colombiana.

Los que tenemos más de dos dedos de frente entendemos que la “seguridad democrática” es un teje y maneje de los medios de comunicación al servicio de un poder mafioso, hilado como una maraña de juicios e interpretaciones sesgadas, y aceitado mediante una filtración precisa de la información cuyas fricciones son reducidas por el “miedo ambiente”. En Colombia el sesgo es evidente con las políticas de seguridad democrática, que limitan los contenidos de los medios y generan la falsa sensación a las personas de que se encuentran viviendo en el “mejor de los mundos”. Lo que conocemos como “prensa” solo es la reproducción ciega de los partes de guerra y los comunicados de los diferentes ministerios. Colombia se encuentra cegada, y vive un nuevo oscurantismo, en el que el culto a la mafia adquiere nuevas formas y se ha convertido en el objetivo principal de las industrias culturales, como por ejemplo los seriados que le dan a los delincuentes el cariz de “héroes” como por ejemplo, sin ir tan lejos “El Capo”.

¿Qué es la seguridad democrática? Como ya se ha afirmado tantas veces en este espacio, se basa en la consideración de que el ciudadano carece de una seguridad y que debe subyugarse a un gobierno que se la debe brindar. La “seguridad democrática” es un trabajo de medios, que consiste en la filtración metódica de contenidos comunicativos, “tergiversaciones”, “montajes”, o “refritos”.

La autodenominada “seguridad democrática”, pregonada por todos los medios afines al establecimiento colombiano, es responsable de hechos tan aberrantes e insólitos como las “capturas masivas”, que llevaron a la cárcel a casi un millar de colombianos entre 2002 y 2005, de los cuales solo una mínima parte fueron sentenciados. También es culpable de crímenes de Estado apodados con cinismo “falsos positivos”: durante 2008, 1200 militares fueron retirados de la institución por estar relacionados con el delito de homicidio en persona protegida. Según la Fiscalía, en 2008, 803 uniformados son investigados por su participación en estos hechos.

Hagamos un poco de memoria: en plena campaña electoral, Álvaro Uribe Vélez, siendo candidato afirmó la estupidez más grande de la que ha sido testigo el país: se comprometió a derrotar a la guerrilla de las FARC, el ejercito irregular más antiguo de América Latina, en el plazo de seis meses. A lo seis meses de su mandato, habiendo sido elegido con el apoyo de grupos paramilitares, como ya todos saben en Colombia por la confesión de jefes de las AUC, reculó y dijo que la derrota de la guerrilla se daría en dos años. Pasaron dos años, y en medio de pírricas “victorias” ampliamente difundidas por los medios de comunicación al servicio del gobierno ilegítimo, Uribe guardó silencio ante su fracaso y empezó a hablar de la necesidad de que su gobierno perdurara, para cumplir con la ya admitida “difícil” tarea. El entonces Comic-sionado de Paz, Luis Carlos Restrepo alias “Ternura”, en el proceso de paz con los paramilitares los chantajeó al decirles que solo la reelección de Álvaro Uribe les garantizaba que no irían a ser extraditados, con lo cual consiguió apoyo de la mafia para alcanzar un segundo mandato. La grabación con estas declaraciones trascendió pero nadie hizo nada. La impunidad campeó: todo estaba consumado.

Este gobierno que anunció con bombos y platillos el “principio del fin del fin de la guerrilla” y que afirmó haber erradicado los cultivos de coca en el país en “al menos un 90%”, ahora pide más largas para seguir con su corrupción e injusticia. Lo que se planteó como una guerra express, ahora se considera una contienda de “largo aliento”, que es el combustible que anima la continuidad de la actual dictadura. Algunos dirán que se trata de una dictadura constitucional, pero en realidad no tiene nada de constitucional.

Uribe no pudo vencer a la guerrilla. A seis meses de entregar el mandato, lo único que ha logrado es amplificar el miedo de los ciudadanos, manipulando a una opinión miope e ignorante, que está más pendiente de la novela o de la farándula de los noticieros que de lo realmente importante. Hay que ver los índices de homicidios en las principales ciudades del país para darse cuenta que Colombia ha retrocedido en seguridad más que hacer cualquier avance. Hace unas semanas Uribe dijo que la seguridad democrática requería de “otro tiempito”, afirmando de manera tácita su fracaso. Ahora sale el ministro Gabriel Silva a rebuznar en igual sentido, a pedir más “tiempito”. Les ha pasado lo de los malos estudiantes, que cuando se va a recoger el examen, empiezan a pedir “más tiempo”. El uribismo es el mayor fiasco de toda la historia colombiana. Ocho años no les parece suficiente para acometer esta debacle.

Uribestiario

Brujito usufructúa de manera fraudulenta cuenta twitter de Uribestiario para promover su blog (y se desgarra las vestiduras por supuesta violación de derechos de autor)

El excolaborador de Uribestiario, que quería quedarse con el blog, cambiando el correo electrónico de manera abusiva y violando las normas de seguridad establecidas por el creador del blog, al revelar la clave a terceros, se niega a clausurar una cuenta de twitter abierta de manera unilateral e inconsulta. Se le advierte a todos los usuarios de El Uribestiario que se abstengan de enlazar a dicha cuenta de twitter por razones de seguridad. Por información de WordPress se pudo constatar que el ataque dirigido a Uribestiario y que causó su cierre temporal fue obra suya.

Uribe, el pato cojo

Como síndrome de pato cojo se denomina de forma coloquial, a la tendencia de los gobiernos en su segundo periodo presidencial a perder poder, en parte por la fragilidad de sus alianzas con miras a un nuevo gobierno, o bien por las limitaciones de la ley de garantìas electoral, o también por limitaciones presupuestales.

LA COJERA DE URIBE – EL ESPECTADOR

LA «SEGURIDAD DEMOCRÁTICA» SE DEBILITA, SEGÚN FUNDACIÓN ARCO IRIS – CARACOL RADIO

Mafio Valencia Cossio propone crear «Gestapo» colombiana

Valencia Cossio, ministro de interior, hizo pública la propuesta de que la Policía pase a ser parte del Ministerio de Interior. Lo único que nos faltaría, una policía política, una suerte de GESTAPO criolla... ahí sí sería moñona para estos delincuentes, ya que además de todo ya tienen un Partido Nazi (el uribestialismo), una SS (DAS) y a un nazi como presidente (Doptor Varito).

Presentamos disculpas a nuestra audiencia por las interrupciones en el servicio

Luego de esta interrupción temporal, estamos nuevamente emitiendo la frecuencia que nos libera del yugo de la ignorancia parauribestial. Aquí nada ha pasado. Gajes del oficio.

El Uribestiario no ha muerto… estaba de parranda… No mentiras, cero rumba… con trabajo al cien, así que aproveché para ponerme al día… no crean, soy una persona con muchas obligaciones y responsabilidades… Por eso no pude atender como debiera esta «crisis». (Crisis… JA!)

Seguimos aquí. Parados en la raya.

La ausencia incrementa el poder. Nunca lo olvidemos.

Los extrañé a todos. Vamos duro contra estos delincuentes y sus secuaces.

Un saludo cordial a  Juan-kk-mu, al octavo pendenciero y al mamertón. Aquí devolvemos bien por mal. Cero resentimientos. Aquí no abrigo venganzas. Solo están desenfocados, y esta labor pedagógica, se dirige especialmente a la psiquis de quienes están poseídos por la envidia, la mala leche y la ignorancia. Que midan sus palabras porque tarde que temprano pueden terminar tragándoselas.

Gracias a Mark, de wordpress, por su ayuda durante este breve lapso.

«Los muertos que vos matáis gozan de cabal salud»